Las familias guatemaltecas —91 en total— que fueron desalojadas el 23 de agosto de la comunidad Nueva Esperanza, Parque Nacional Sierra del Lacandón, La Libertad, Petén, están viviendo en condiciones precarias en Nuevo Progreso, Tenosique, Tabasco, México.
SANDRA OSORIO Y ANTONIO IXCOT
Varios de ellos explicaron que cuando llegó el juez a la comunidad, les dijo que podían dejar sus pertenencias, que nada les pasaría, pero fue todo lo contrario.
El auxiliar de la Procuraduría de Derechos Humanos tomó fotografías del lugar cuando se registró el desalojo, pero cuando el juez se retiró, los soldados se apoderaron de todo aquello que les agradó.
Los campesinos esperaban que esta vez fuera como en los dos desalojos anteriores —el 24 de junio del 2007 y 23 de mayo del 2008—, cuando las autoridades los expulsaron de Nueva Esperanza, caminaron hacia la línea divisoria y se quedaron del lado de México.
Después de que las autoridades se retiraban, regresaban al lugar, y aunque encontraban sus viviendas destrozadas, las volvían a levantar.
cambió la historia
Catorce días después del desalojo, Prensa Libre logró ingresar en el terreno que ocupaba la comunidad Nueva Esperanza, y comprobó que lo único que hay en ese sitio son escombros y desolación, casas quemadas y terrenos lavados por la lluvia de dos semanas.
De la estructura que habían levantado los connacionales para el puesto de Salud solo quedan los parales que sostienen un letrero y varios frascos de medicamento tirado sobre el monte; el resto fue quemado por delegados del Consejo Nacional de Áreas Protegidas, según el representante de Defensores de la Naturaleza.
De la escuela no queda más que el terreno, a un costado de lo que fue el puesto de Salud.
Soldados intimidan
El equipo de Prensa Libre ingresó en el lugar a las 17 horas del sábado último —después de tres horas de haber solicitado el permiso correspondiente—, custodiado por una decena de soldados, un agente de la Policía y uno de la Dirección de Protección de la Naturaleza.
Según los soldados, tienen órdenes de no permitir el ingreso al sitio y de disparar contra quienes intenten hacerlo.
Aunque en condiciones difíciles, los campesinos se sienten “en la gloria”, pues ya duermen en hamacas, bajo lonas que les dio el gobierno municipal de Tenosique, a donde pertenece Nuevo Progreso.