clICK
Roxana Baldetti afirmó una vez ser “madre de todos los guatemaltecos”. Estos días se gestó el matricidio más necesario de los últimos tiempos: Los niveles de corrupción y prepotencia que ella manejaba se volvieron intolerables.
Sería ingenuo pensar que Roxana se fue solamente por la fuerza de la manifestación ciudadana. Hubo una afortunada conjunción de factores en los que la CICIG y el MP tienen un papel protagónico para lograrlo. Pero es indiscutible que la dignidad ciudadana ha quedado más que demostrada y también la enormidad del ego de la mujer que se sintió por encima de todas las leyes.
Injusto señalar a raíz de este lamentable ejemplo, que las mujeres no podemos desempeñar cargos de poder. En los días de protesta circulaba una manta con fotos de Roxana y Sandra condenando por ellas a todas. Nada más lejano de la realidad. La muestra de mujeres en posiciones relevantes en nuestro país es tan escasa que no es representativa. Necesitamos más mujeres en política, pero no cualquier mujer.
Tantos hombres han cometido acciones similares a las de Baldetti y se les perdona o ignora, pero tal como pasó en la elección pasada con Sandra, la sociedad patriarcal necesita una villana del cuento sobre la cual proyectar los malos resultados, sin darnos cuenta de que nuestra apatía ha sido la principal causante de que personas como La Ex lleguen y se aprovechen.
El mayor error sería creer que con su renuncia basta, que ahora debemos detenernos satisfechos. Queda mucho camino. Falta su principal cómplice, el que con ojos llorosos la defendió hasta el último momento. Faltan los titiriteros de la función. Falta reformar la Ley Electoral y de Partidos Políticos para que no volvamos a tener que elegir entre lo peor.
ESCRITO POR: Elizabeth Rojas
Mujer, feminista, irreverente apasionada de la vida, comprometida con la salud mental. Escéptica e irónica, pero creyente en el poder de las redes sociales, la herramienta ignorada.
Síguelo en Facebook: Elizabeth Rojas
Posted in: Columnistas