Con bates y palos
Lucía Escobar / Lucha libre
laluchalibre@gmail.com
Fuente: elPeriódicoEs increíble cómo en 2 años puede cambiar tanto un lugar. En Panajachel caminábamos de madrugada por las calles sin más miedo que imaginar a una mara de perros callejeros ladrándote, pero todo cambió el domingo 6 de diciembre de 2009 cuando, en un ataque de estupidez humana, una turba linchó a un hombre e intentó quemar vivas a 3 mujeres frente a la mirada atónita de cientos de turistas. No hubo justicia, no hubo investigación, nadie habló de eso, se escondió el tema. Haber dejado ese crimen impune abrió las puertas para que el sentimiento de ingobernabilidad y anarquía creciera al punto de que hace un año nació una disque Comisión de Seguridad que patrulla de noche las calles, con las caras tapadas, con bates y palos. Se cumplió el dicho aquel de cría cuervos y te sacarán los ojos. Hasta hoy existen más de 30 denuncias contra “los encapuchados” por distintos delitos, como abuso de autoridad, tortura y secuestro.
Eso no queda ahí, ahora también hablamos de asesinato, limpieza social y ejecución extrajudicial. Desde hace 2 semanas, la cara de Luis Gilberto Tian Sente, de 23 años, nos pide ayuda desde los postes donde un cartel nos cuenta su desaparición. Pishica, como lo conocían, era padre de un niño de 4 años y de un bebé por nacer. Hay numerosos testigos que vieron cuando unos 20 encapuchados lo vapuleaban y lo arrastraban por las calles. Su ropa y sus zapatos llenos de sangre se encontraron en la orilla del río. Su cuerpo no aparece.
Yo acuso a Juan Manuel Ralón, Víctor Anléu, Teresa Cohello y a la Comisión de Seguridad de Panajachel por haber representado y defendido a los encapuchados en más de una ocasión, también a Gerardo Higueros, alcalde de Panajachel; a Elena Ujpan Yojcom, gobernadora de Sololá; y a Carlos Menocal, ministro de Gobernación, porque su indiferencia y omisión los hace cómplices de asesinato y tortura. Si la próxima en descansar en el fondo del lago más lindo del mundo con piedras amarradas al cuerpo soy yo, ya sabrán a quién culpar.