El paisaje de Santiago Atitlán, en Sololá y Tacaná, San Marcos, es un testigo mudo de aquel fatídico 5 de octubre, cuando el 33% del país fue castigado por el paso de la tormenta Stan; un lustro después, los sobrevivientes aún intentan renacer de la tragedia.
Caminar por las calles del cantón Panabaj, Santiago Atitlán, los escombros y restos de lo que fuera una comunidad de al menos 2 mil habitantes dejan una sensación de que el tiempo se hubiese detenido.
Al fondo, el volcán Santiago aún conserva el camino por el que un río de lodo y rocas sepultó el pueblo y varios de sus habitantes.
Los adjetivos para calificar lo ocurrido aquella madrugada del 5 de octubre son insuficientes. “Tremendo, devastador, increíble, apocalíptico”, las palabras no le alcanzan a Concepción Quiejú, de 68 años, quien perdió a doce de sus familiares.
Un día después de la tragedia, el Ministerio de Salud declaró la zona como cementerio y cesó la búsqueda de los más de 200 cadáveres.
Quiejú decidió que debía darle a sus queridos un adiós digno.
Hace tres años y con asesoría de la Fundación de Antropología Forense, exhumó a sus deudos para depositar sus restos en el cementerio municipal.
Reconstrucción
Los vecinos de Panabaj y Tzanchaj -también afectado por el derrumbe mortal-, fueron reubicados en un nuevo valle, a la nueva comunidad se le puso el nombre de Cantón Chukmuk.
Las casas son un techo mínimo: dos habitaciones, cocina, baño y un pequeño patio.
Los vecinos de Panabaj y Tzanchaj -también afectado por el derrumbe mortal-, fueron reubicados en un nuevo valle, a la nueva comunidad se le puso el nombre de Cantón Chukmuk.
Las casas son un techo mínimo: dos habitaciones, cocina, baño y un pequeño patio.
Para Concepción Quinom su hogar sigue siendo Panabaj, y de allí no hay derrumbe que la mueva. El día del desastre sus hijos estaban solteros, y cuando fueron trasladados a Chukmuk ya tenían esposas. Ella decidió quedarse junto a otros familiares; admite en los últimos cinco inviernos las lluvias aún le causan terror. Después de ese día sus vidas ya no son las mismas.
Stan fue la decimooctava tormenta tropical y el décimo huracán de la termporada en el Océano Atlántico de ese año y de acuerdo con el Plan de Reconstrucción que elaboró Segeplan en marzo del 2006, las cifras fueron elocuentes: 3.5 millones de personas afectadas, 669 fallecidas y 133 municipios en 15 departamentos afectados.
Los municipios más golpeados fueron Santiago Atitlán, Sololá, con 208 fallecidos y Tacaná, San Marcos, con 158.
Allí, muy cerca de la frontera mexicana, María Pérez Vicente continúa con su vida, a solas.
Lleva cinco octubres que el recuerdo de su esposo Fabio Morales le asalta el sueño. Y si por las noches llueve, su miedo aumenta.
Morales pereció junto a 46 personas que se refugiaban en la iglesia que ayudó a fundar. Un alud los sepultó.
Morales pereció junto a 46 personas que se refugiaban en la iglesia que ayudó a fundar. Un alud los sepultó.
Conemoración
Hoy, los pobladores de las comunidades afectadas en Santiago Atitlán realizan una marcha para honrar la memoria de los familiares que perecieron durante la tormenta.
Hoy, los pobladores de las comunidades afectadas en Santiago Atitlán realizan una marcha para honrar la memoria de los familiares que perecieron durante la tormenta.